La viga que no vemos
El Mundial de Qatar ha sido un momento perfecto para reflexionar sobre nuestros valores en el consumo, de los que tanto alardeamos cuando observamos la paja en ojo ajeno Cuando estamos concienciados con una causa, estamos dispuestos a lo que sea por ella. Una medida pasa por boicotear algo que va contra nuestros principios, pero la realidad es diabólicamente compleja. Evitar caer en la demagogia se parece a un ejercicio de funambulismo. Aunque no lo justifico, reconozco que la contradicción forma parte de la naturaleza humana. Ahora que se acaba de celebrar el Mundial de Qatar, me vienen a la cabeza tantos y tantos eventos deportivos que se han realizado en países que tampoco se toman muy en serio eso de los derechos humanos. Y siempre hay un actor común en todos ellos: el dinero. La única y grave pena del Mundial es el país en el que se celebra, donde los derechos humanos son una pantomima. Por lo demás, está trayendo grandes sorpresas, que podrían enganchar a cualquier no futbolero s...