«Enero Negro»: un episodio oscuro que contribuyó al fin de la URSS

A principios de 1990, con Gorbachov en el poder, las tropas soviéticas sofocaron las revueltas separatistas de Azerbaiyán, dejando miles de muertos

 

El pasado 20 de enero, Azerbaiyán conmemoró el 32º aniversario del «Enero Negro», un episodio dramático en la historia de esta república en su lucha por la independencia de la URSS. En aquel día de 1990, Moscú envió al Ejército para reprimir las movilizaciones en favor de dicha causa, generando cientos de fallecidos y heridos. Por aquel entonces, esta serie de acontecimientos trágicos tuvo un eco importante a nivel mundial. Sin embargo, muy pocos medios a lo largo del globo suelen recordarla.

Es difícil determinar el origen principal que desencadenó esa reacción violenta del Kremlin, ya que hubo una cadena de hechos de por medio que motivó al entonces líder soviético, Mijaíl Gorbachov, a intervenir con el Ejército. Ya en diciembre de 1989, un mes después de la caída del Muro de Berlín, seguidores del Frente Popular de Azerbaiyán que vivían en la frontera con Irán derribaron las vallas que los separaban del territorio persa, donde hay un número importante de habitantes de etnia azerí.

En algunas ciudades de Azerbaiyán, el Frente Popular de esta república se hizo con el control de las mismas, reivindicando la independencia de la URSS, que ya empezaba a disgregarse. Además de este conjunto de revueltas nacionalistas, en enero de 1990, el Estado soviético tuvo que lidiar con otra reclamación política que comprometía su integridad territorial. El Parlamento armenio votó a favor de reintroducir la región de Nagorno-Karabaj en sus fronteras, algo que desde Bakú se interpretó como una ofensa, y que provocó constantes enfrentamientos entre los dos futuros países independizados del Cáucaso.

Al día siguiente de que el Presídium del Sóviet Supremo de la URSS declarase inconstitucionales esos votos, Gorbachov decidió intervenir en el Cáucaso con 10.000 soldados. Aun así, esta medida no fue suficiente para evitar el aumento de la tensión. Dentro de Azerbaiyán, se ejecutaron pogromos masivos contra la población armenia, con 90 muertos y miles de huidos. El 15 de enero, las autoridades declararon el estado de emergencia en este territorio, excepto en Bakú, donde, cuatro días después, entraron más de 25.000 tropas soviéticas para sofocar la insurgencia del Frente Popular.


                                                                            Tropas soviéticas en Bakú, a principios de 1990


Gorbachov justificó la intervención en Bakú para frenar los ataques que, según él, cometió el Frente Popular contra los soldados. Sin embargo, la ONG Shield, con sede en Moscú, desmintió sus declaraciones, ya que no encontró evidencia de combatientes armados de dicho movimiento. Además, los servicios de inteligencia del Kremlin cortaron la conexión de la televisión y la radio públicas locales, prohibiendo la publicación de cualquier medio impreso. Y, durante el 20 de enero, la represión hacia civiles continuó, con disparos constantes contra las multitudes. Desde entonces, ese es el Día de Luto Nacional de Azerbaiyán, en el que se conmemoran a los ciudadanos que murieron por los ataques de las tropas soviéticas.

Estos acontecimientos hicieron que hasta legisladores del Parlamento de Moscú cuestionasen las decisiones drásticas que había tomado Gorbachov, con el temor de que sus reformas de la perestroika no llegaran a completarse. Aun así, a pesar de esas críticas recibidas por su forma de actuar en el conflicto, el líder soviético recibió el respaldo de las principales potencias occidentales, comprendiendo que la violencia procedía también de algunos movimientos nacionalistas caucásicos.

Incluso, el régimen de Irán, que acusó a la URSS de emplear su ejército por motivos islamófobos, se mostró conciliador para llegar a un acuerdo de paz. Una de las razones principales de esta postura fue el temor que había en Teherán a que la etnia azerí del noroeste de la república persa se uniera al secesionismo impulsado desde el país vecino.

El 20 de enero de 1990 no solo es recordado en Azerbaiyán por las represalias en Bakú y en otras ciudades de su territorio. Dentro de este, la región autónoma de Najicheván se proclamó independiente de la URSS, como reacción a la entrada del Ejército soviético en la capital, acusando al Kremlin de crear un «segundo Afganistán» y exigiendo relaciones más estrechas con Turquía e Irán.

Al igual que Azerbaiyán bloqueó Nagorno-Karabaj, Armenia hizo lo mismo con Najicheván, que limita con este último país y con Irán. Además, la frontera con la república de los ayatolás estaba llena de alambres de espinos, algo que complicaba la huida de muchos habitantes a territorio vecino, incitada, en gran medida, por el Frente Popular azerbaiyano.

Informes sobre la intervención militar soviética

La ONG Human Rights Watch criticó en su reportaje, Enero Negro en Azerbaiyán, la actuación del Ejército soviético en tierras caucásicas, considerando que su reacción había sido desproporcionada respecto a las insurrecciones de la población local. Y advertía de que, probablemente, la intervención militar tuviera una intención intimidatoria, como aviso a cualquier movimiento nacionalista, más allá de la versión oficial moscovita del miedo a un derrocamiento del Partido Comunista en las instituciones azerbaiyanas.

Además, otra de las razones para la intervención que alegaba el Kremlin era el uso de pogromos contra ciudadanos armenios por parte de la población azerbaiyana. Sin embargo, como señaló Human Rights Watch en su informe, el envío de tropas ya se había ejecutado antes de dichos ataques.

Aparte de dejar en entredicho la fortaleza del gobierno de Gorbachov, el «Enero Negro» de 1990 constató la ya muy debilitada estructura de la URSS, incapaz de controlar cualquier rebelión que pusiera en entredicho su unidad territorial, a pesar de que su respuesta militar consiguiera impedir la secesión inmediata de Azerbaiyán. A finales del año siguiente, este territorio conseguiría su independencia, y la Unión Soviética viviría su defunción.

 

 

 

 

Comentarios

  1. Buen resumen, pero creo que no solo era un dolor de muelas para Gorbachov, sino que era una zona con muchos conflictos solapados: Irán, Armenia, las diferentes etnias y religiones.....es lo malo de establecer fronteras sin esos criterios

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  2. Me ha gustado mucho el artículo. Está muy bien expuesto y documentado. Una gran lección de historia contemporánea que terminó con la disgregación de la URSS. ¡Enhorabuena!
    Esperemos que el conflicto actual de Rusia con Ucrania no llegue al enfrentamiento armado y por consiguiente, no tenga que aparecer en los libros de Historia.

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