Una carrera de fondo
A lo largo de su historia, los Juegos Olímpicos han sido un gran escaparate para las grandes potencias mundiales
Ya aceptados los símbolos olímpicos, hay que admitir que las naciones se han puesto de acuerdo en algo que transmite ilusión, superación y solidaridad. Sin embargo, el hecho de incentivar la marca nacional se convierte fácilmente en un instrumento de propaganda soft power, donde no hay margen de error para fallar. En China, especialmente, lo saben muy bien.
Cada deportista del país de la Gran Muralla que conseguía una plata era abucheado en redes sociales por varios compatriotas suyos. Aunque, oficialmente, el régimen penaliza esos insultos, no hay lugar a dudas de que esconde una gran decepción que roza lo psicótico. Y más, si su comité olímpico pierde el campeonato en las últimas horas antes de la ceremonia de Clausura, cuando lideraba el medallero al comienzo de ese día. Podría haber sido la guinda del pastel para la imagen del liderazgo mundial chino que está proyectando Xi Jinping.
No todo acaba ahí. La manera de (no) saber perder de la Televisión Central China y de Weibo, la red social más importante de allí, es sumarle al equipo olímpico las medallas de otros comités: las de Hong Kong, Macao y Taiwán. Si hiciéramos eso con todos los miembros de la UE, esta habría ganado por goleada el torneo.
Tampoco EE.UU. puede tirar la primera piedra en el asunto. Varios medios de este país situaron a su equipo líder en la tabla por el número total de medallas. Un gran favor que le hicieron a China, que en Río 2016 quedó en tercera posición, por debajo de Gran Bretaña, por conseguir esta más oros y, después, más platas. En el criterio de la suma de los metales, los deportistas del gigante asiático se llevaron la palma ante los de la Union Jack, sin ser lo más determinante para situarse mejor en la clasificación. ¿Qué ha sido de la hermandad anglosajona?
Por su parte, aunque haya tenido que pagar el pato de albergar los Juegos Olímpicos en pandemia, Japón ha sabido sacar bastante provecho de ellos. Terceros en el medallero, los nipones han salido favorecidos como anfitriones, alcanzando su mejor posición en la historia, la misma que ocupa en el PIB mundial. También EE.UU. y China coinciden con este baremo, en sus primeros y segundos puestos, respectivos.
Aquí es donde se ve la metáfora de nuestros días: EE.UU. sigue liderando el planeta, pero por un oro y poco más. China, con menos atletas, le ha puesto en aprietos, a punto de ganar. Y en geopolítica, su remontada hacia el trono ya se empieza a notar.
Aparte de esta, otra coincidencia a destacar es la de los otros tres miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Junto con EE.UU. y China, Reino Unido, Francia y Rusia (contando la etapa soviética) lideran el medallero histórico. ¿Casualidad?
En torno al caso de los Paralímpicos, China lleva desde 2004 ganándolos ininterrumpidamente, siendo normal ver a EE.UU. sin acabar siquiera entre los tres primeros (en Londres 2012, quedó sexta). Sin embargo, no hay señales de que Pekín haya querido sacar mucho músculo de ello, a pesar de que sus oros y el total de medallas de estos Juegos, sumados al de los Olímpicos, le conceden una vapuleada sobre Washington.
Un país que puede presumir menos es Rusia, que ha tenido la suerte de poder participar en esta edición. Su castigo por la permisividad de sus autoridades en el dopaje solo ha consistido en entonar una obra de Stravinski como himno y poco más. Además, su quinto puesto en los Olímpicos de Tokio no le ayuda a dar una imagen de superpotencia mundial.
Gran Bretaña, por su cuarta posición, tiene varias razones para sentirse orgullosa. Y muchos justificarán que con el Brexit la vida sigue igual. Pero el Reino Unido no salió de la UE hasta a principios de 2020. Y las Olimpiadas (que no los Olímpicos) se han llevado a cabo desde 2016 hasta 2021. Ergo, no podemos juzgar todavía cómo les ha ido a los británicos en su nueva etapa. Lo que está claro es su gran éxito en su época comunitaria. De momento, más allá del ámbito deportivo, no vemos que estén viviendo la "prosperidad", y la propaganda de Downing Street de la eficacia de su lucha contra la pandemia ya no tiene tanta fuerza.
Ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio - Getty Images
La UE y grandes revelaciones en los Juegos
Ninguno de los miembros de la UE ha logrado un puesto que asuste a grandes contrincantes. El mejor de los comunitarios fue Países Bajos, en séptimo lugar, con 10 oros, los mismos que Francia, Alemania e Italia, en el octavo, noveno y décimo puesto, respectivamente. Ninguno de ellos tampoco obtuvo más medallas que Australia, que, aunque acabó sexto, peleó intensamente con Gran Bretaña y Rusia por la cuarta posición.
Como en los Olímpicos, la UE ha perdido influencia en otros asuntos. Probablemente, en París 2024, eso cambie en el plano deportivo, especialmente, con Francia. En el político, parece más complicado. Aun así, poco a poco, hay más sensibilidad y conciencia de la necesidad de tomar decisiones en común, con un futuro de muchos obstáculos, pero esperanzador. Y a pesar de sus numerosos defectos, el grupo de los 27 sigue siendo a día de hoy la brújula moral del mundo. Ni EE.UU. ni, sobre todo, China pueden dar lecciones de ello.
Más allá de los comités potentes, otros como el de Bermudas y el de San Marino han sido la gran relevación. La colonia británica ganó su primer oro de la historia, y la pequeña república obtuvo una plata y dos bronces, igual que Argentina, y sin haber estrenado medallas anteriormente. De hecho, llegó a la final de tiro olímpico mixto en fosa contra España, que obtuvo el oro.
Claramente, cualquier delegación consigue un resultado específico gracias a las capacidades de sus integrantes. Pero los factores políticos y socioeconómicos determinan el contexto en el que desarrollan su carrera, sin obviar su brillantez por encima de estos condicionantes. Para fomentar la marca nacional, no solo se pueden esperar expectativas de grandes estrellas. La inversión en el deporte garantiza el éxito en varias disciplinas. Y no es algo banal, ya que facilita que todos podamos acceder a actividades que fomentan la salud.
Bonita reflexión de la relevancia de los Juegos Olímpicos (JJ OO). He aprendido bastante de tu artículo, te animo a seguir haciendo buena pedagogía.
ResponderEliminarConsidero que efectivamente es un gran escaparate para demostrar la supremacía sobre el resto de países, sobre todo de las “superpotencias”. Para mí, la única verdadera sorpresa ha sido la superación de Japón y Gran Bretaña a Rusia (ROC) en el medallero, de lo cual me alegro para que cambie la mala praxis de su Gobierno en todo lo relacionado con el deporte de alto nivel.
A mi entender, los JJ OO siempre han sido, son y deberían seguir siendo un ejemplo de esfuerzo, superación y lucha contra el racismo, como podemos disfrutar en las películas “Carros de fuego” (JJ OO París 1924) y “El héroe de Berlín” (JJ OO Berlín 1936). Es muy importante que todos los países fomenten la cantera de deportistas que nos harán ganar medallas, para ello es imprescindible la inversión en infraestructuras deportivas que revertirá en la vida saludable de las personas.