Universidad Carpetana

 ¿Qué pasaría si se decidiese quitar "Complutense", porque esta palabra recuerda a la opresión romana sobre los pueblos íberos?

"El racismo llegó un 12 de octubre de 1492 a nuestro continente", declaró recientemente el vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, en una entrevista en el Canal 24h de TVE. Así mostró su postura ante la exigencia del primer ministro mexicano, Andrés Manuel López Obrador, de que España pida perdón por las atrocidades cometidas contra su pueblo. Este mantra forma parte de un movimiento que causa furor en todo el continente americano: el indigenismo (o, mejor dicho, el neoindigenismo).

El problema es que este revisionismo de la Edad Moderna obvia una premisa importante: que la existencia de los países americanos se debe en parte a esas represiones que hubo contra la población autóctona. Aunque cargados mayoritariamente de otros aspectos positivos, sus orígenes están también manchados de sangre. Es triste reconocer esta realidad, pero pertenece a los precedentes de cualquier estado-nación y, por tanto, a la historia de la humanidad.

Por ejemplo, sin el Imperio romano, los actuales estados europeos no habrían surgido. Sin el Mogol, China y sus vecinos tampoco. Y sabemos muy bien que las conquistas no suelen hacerse en son de paz. Incluso Choquehuanca y AMLO. ¿Cuántos argentinos se llaman de una manera similar al cantautor y escritor Atahualpa Yupanqui?

Además, varios líderes de independencia americanos, de norte a sur, se emplearon a fondo contra las tribus que poblaban sus recién proclamadas repúblicas muchos siglos antes que ellos. El mismo Simón Bolívar llegó a decir de los indígenas eran "más ignorantes que la raza vil de los españoles". Este pensamiento iba acompañado de la defensa de su integración forzosa, sin importarle las condiciones de desigualdad en la que vivían.

De hecho, declaró "la guerra a muerte" a la ciudad colombiana de Pasto, de población indígena. El resultado fue el exterminio de esta el 24 de diciembre de 1822, episodio oscuro recordado como la "Navidad Negra". Incluso Marx lo tildó en una entrada de la New American Cyclopaedia, "Bolívar y Ponte", de cobarde, tirano, resentido, mezquino y mentiroso. Sin embargo, muchos seguidores del padre del comunismo lo alaban como un gran libertador a ambos lados del charco. En el caso español, tampoco he oído a Podemos y sus similares ponerle pegas, que digamos.

Hasta este momento, parecía que la fiebre por destacar lo negativo de la herencia española para crear un relato nacional parecía solo cosa de países hispanoamericanos, pero EE.UU también se ha apuntado a esta moda. Además de "Columbus Day" (Día de Colón), el segundo lunes de octubre ya es conocido como "Día de los Pueblos Indígenas".

Me parece bien que coexistan ambas denominaciones y que se le añada un enfoque de las sociedades precolombinas. Sin embargo, al menos como lo ha proclamado Biden, esta idea se ha utilizado para crear un sentimiento de agravio, obviando el legado español y la interconexión cultural que supuso el viaje del explorador como primer precedente en la historia de la globalización.

Como si desde España nos avergonzáramos de las huellas de los romanos en nuestro territorio porque solo nos acordáramos de su sistema de esclavitud y maltrato con los pueblos que conquistaba. Con esta premisa, muchos querrían derrumbar el Teatro de Mérida y el Acueducto de Segovia.

Porque una cosa es interesarse por las crueldades que hubo hacia culturas íberas como curiosidad histórica y otra, justificar dicha investigación para crear un sentimiento de aborrecimiento hacia el imperio de los césares con el traje de un nacionalismo surgido hace unos días. Y encima, exigiendo a Italia que pida perdón.

                                                                                       El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador

En EE.UU. se ha mezclado una causa tan noble como el Black Lives Matter con un revisionismo enfermizo que pretende borrar todo rastro de Colón y de influencia europea. Especialmente, la española. Incluso estatuas de misioneros que nunca mataron ni a una mosca y que denunciaron como los que más los excesos de las colonizaciones. Como el caso de Fray Junípero Serra, un gran ejemplo de evangelizador desde el respeto y la educación de los indígenas. Su dedicación hacia estos fue la razón principal para que el Papa Francisco lo canonizara como el primer santo hispano de la nación norteamericana.

En Venezuela, el 12 de octubre solo tiene el nombre oficial de "Día de la Resistencia Indígena" por obra y gracia de Chávez. En Nicaragua, únicamente el de "Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular", con la autoría de Daniel Ortega. Ambas nomenclaturas fueron aprobadas en la primera década de este siglo.

Llevado al absurdo, el revisionismo engendra inventos con el sello "de toda la vida", sin cuestionarse su origen. Si nos fijamos en Valencia, podríamos volver llamar "Murviedro" a Sagunto. Al fin y al cabo, este topónimo se recuperó en 1868 para glorificar la resistencia de este municipio aliado de Roma contra el cartaginés Aníbal, pasando por alto su destacable pasado medieval.

No quiero dar ideas, pero si existe el Ministerio de Universidades, ¿quién dice que es imposible que "Complutense" se cambie por "Carpetana", porque su clásica denominación recuerda al Imperio opresor y a su saludo con el brazo en alto?



Comentarios

  1. Me ha gustado mucho tu artículo, ¡enhorabuena!

    La historia está plagada de invasiones, conquistas, represiones y luchas por alcanzar más poder (del tipo que sea). El ser humano es así y su actuación no hay que sacarla nunca de contexto. Un buen ejemplo lo tenemos en nuestra península, con la gran cantidad de pueblos que la han invadido. Por eso no vamos a renegar de los fenicios, griegos, cartagineses, romanos o árabes. Somos lo que somos gracias a ellos.
    Considero que hay que ver la evolución positiva que se producía en la población después de una invasión, y es la multiculturalidad.

    No tiene ningún sentido que AMLO (como le nombras) exija a España pedir perdón a México, por hechos que sucedieron siglos atrás y de los cuáles de alguna manera se beneficiaron, es vergonzoso.
    Más vale que se ocupe de gobernar bien su país, que es muy criticado por la toma de malas decisiones. Él mismo se considera conservador, nacionalista revolucionario y marxista tropical, ¿cómo es posible ser todo esto al mismo tiempo?

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