El que tuvo, retuvo y... remontó
"¿Qué pasaría si hubiéramos llegado a la final?", muy probablemente fue el pensamiento de muchos merengues, cuando Grealish estaba a punto de marcar el 0-2 en la vuelta de semifinales
La parada de Courtois que salvó las semifinales
La Champions de este año ha sido única en muchos sentidos, especialmente en las estadísticas. En esta edición, por primera vez, un equipo gana la gran copa continental perdiendo uno de los partidos tanto de octavos, de cuartos y de semifinales. Solo había dos precedentes de otros combinados que llegaron a la final con derrotas en las rondas previas: el Partizán, en 1966 (año en el que el mismo Real Madrid le ganó en el último encuentro), y el Brujas, en 1978.
Esta temporada también ha destacado como la única en la que el Madrid remonta unas semis tras perder en la ida. A la novena, fue la vencida. El Manchester City venía como favorito al Bernabéu, y, a punto, estuvo de confirmarse ese pronóstico. Desde el minuto 1 de la ida hasta el 90 de la vuelta, el equipo de Guardiola se encontraba en la final.
El de vuelta se parecía al partido de ida de hace una década del mismo torneo y de la misma ronda, donde el Barça entrenado por él remató con Messi, poco antes del 90, el 0-2 culé en el Bernabéu. En esta ocasión, Grealish se encargaría de lo mismo. Segundos antes había tenido una oportunidad salvada por Mendy en la línea de gol, que evitó que Foden tuviera tiempo de pensar para empujar el balón unos milímetros. Ahora, la pelota iba directa a la escuadra, : go... uyyy... Esta vez, la pierna izquierda de Courtois, el punto de inflexión donde comenzó todo.
Con el paso del tiempo, lo casi imposible seguía incrementando su ventaja, aunque, tras el reflejo del portero belga, no pudo afianzarla tanto. El paradón impidió que la aumentase a la velocidad de la luz. Recuerdo que en el gol del empate, un aficionado se atrevió a decir: "ojo, ahora remontamos". Pero estoy seguro de que hasta él alucinó con que esta dicha se cumpliera.
A veces, la semifinal es la eliminatoria más complicada. Así ocurrió con la selección española de baloncesto en los dos Mundiales que ha conseguido. Especialmente, en China 2019, donde Australia iba ganando 69-70, a falta de 8 segundos y 7 décimas. Tiros libres: Marc Gasol adelanta 71-70. A continuación, a 4.7 del final, otra vez lo mismo, pero para el equipo rival. Primero, dentro. El segundo... aro... uyyy... Aprovecha Ricky Rubio, corre, lanza de triple... uyyy... Prórroga.
Al filo de la primera parte del tiempo extra, 78-80. Otra vez, tiros libres, a falta de 4.6, que marca Gasol. Último ataque de Australia... aro... nada. Tras estos sustos, en la segunda mitad, España acabaría ganando 95-88. Y en la final, batiría a Argentina por 20 puntos (75-95). Algo similar le ocurrió al Real Madrid, que remontaría en el 89 y en el 90. Al comienzo de la prórroga, en el 94, Benzema transformaría el penalti de la victoria.
Aunque, comparado al caso de la selección de baloncesto, el de hace unos días no fue un duelo de paseo triunfal para el Madrid, precisamente. Courtois fue el hombre del partido, batiendo el récord de nueve paradas en una final de Champions. Además, sin recibir ningún gol en contra. Ni siquiera con el tiro de Mané, que ataja y que da en el poste.
Después de eso y del gol de Vinícius, el "intruso" rival del Liverpool, que tendría que estar viendo desde casa al Manchester City luchar por su primera Champions, como en la pasada edición, ahora se volvía a coronar por decimocuarta vez en el mejor torneo a nivel de clubes del mundo. Ese mismo equipo que perdió en casa ante el Sheriff Tiráspol de la Transnistria moldava (1-2). Pero el sinsentido de esta temporada empezó, sobre todo, en octavos con el PSG, continuó en cuartos contra el Chelsea (el anterior campeón), llegando a la semifinal, donde tras la parada de Courtois, llegó a su punto cumbre. Aunque la cosa no quedó ahí. En la final, también estuvo danzando, con los blancos una vez más contra las cuerdas ante los reds, tanto en juego como en ocasiones.
Diría que con la pierna izquierda del portero belga en semis, ante el tiro de Grealish, empezó a hacerse realidad lo (casi) imposible: volver a una final de Champions, y encima ganarla, después de estar a punto de perder por 0-2, in extremis, en el partido anterior.
"¿Qué pasaría si hubiéramos llegado a la final?", muy probablemente fue el pensamiento de muchos merengues, cuando el jugador del City estaba a punto de rematar la eliminatoria en el minuto 86. Ya lo sabemos. Es Real, es el Madrid... ¡y nada más!
¡Enhorabuena a todos los merengues! Ha sido toda una hazaña... y ya van catorce. ;-)
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