Xi Jinping o el primo de Zumosol
El chino es el ejemplo más claro de compatibilidad entre progreso industrial y retroceso en derechos
Xi Jinping se ha consolidado como el líder indiscutible de China. Lucha contra la corrupción (a su manera), garantiza riqueza industrial para su país y compra voluntades de otros estados. Además, sigue teniendo grandes acuerdos con Occidente. La construcción del puente que une Peljesac y Dubrovnik con el resto de Croacia, y que evita el paso por Bosnia, es un gran ejemplo del capital que aporta el gigante asiático.
No se engañen, el fin de la dictadura del Partido Comunista chino queda lejos, de momento. Probablemente, Rusia se democratizará antes, y el totalitarismo del régimen norcoreano, fiel vasallo, llegará a su fin cuando peligre la élite actual de Pekín. Xi Jinping sabe mejor que nadie cómo mantener el poder, comprendiendo que la modernización y la apertura comercial de su país al mundo reporta beneficios mutuos con otras naciones, sin cambiar un ápice su visión de los derechos humanos.
Se supone que la represión de las libertades de Honk Kong, con las manifestaciones contra el régimen allí, tendría que ser el inicio de una serie de protestas masivas en toda China, comparable al impacto del asesinato de Masha Amini en Irán. Pero cada vez estoy más convencido de que el fin de la URSS sirvió de lección y de inmunización a estados amigos ante riesgos contra sus statu quo. Y la transición democrática rusa quedó en papel mojado... de polonio y otros venenos.
Pero si el sistema menos malo hasta el momento, el capitalismo, funciona, China le ha sacado el máximo partido. Al igual que los países del Golfo, generando petróleo a tutiplén. La estabilidad del mundo se resume en el Consejo de Seguridad de la ONU, en la paz nuclear y en la economía de mercado, que no impide que se apliquen doctrinas opuestas de peor o nulo remedio en lugares determinados. Por ejemplo, en países como Corea del Norte, que a diferencia de Pekín o del régimen saudí, no cede a ideas liberales en el tema del dinero.
Ese es el arma de doble filo de las relaciones internacionales: las buenas intenciones justifican los medios, especialmente callarse. Si no, al menos, uno de los lados va a acabar como un paria muy mal parado que ha perdido la oportunidad de ganarse un aliado estratégicamente importante que le sacaría de apuros económicos y geopolíticos. Y, por tanto, de meterte en jardines con ese "primo de Zumosol" (aunque a Xi Jinping se le atribuya más bien Winnie the Pooh).
Por eso, es difícil que las dictaduras duren un telediario, y más si gobiernan en países punteros. La lucha por los derechos humanos, de la que nos hablan tantos zalameros, se abstrae en la idea de que todos buscamos el bien común. Esa ingenuidad nace cuando los gobiernos y las empresas que nos venden la conciencia social se tapan los ojos ante los crímenes que cometen sus interlocutores, justificando que negociar con sátrapas por cuestiones técnicas no afecta a cuestiones morales. La excusa recurrente de la realpolitik.
Además, se suele pensar que la modernización tecnológica renovará la mentalidad de un estado, pero en China y en países de teocracias islamistas está siendo muy bien aprovechada como propaganda institucional. Si en los países occidentales sufrimos las peleas en las redes sociales como forma de censura, ¿quién puede dar lecciones de moral? Y con la radicalización del voto en el primer mundo, todavía menos.
Lo de que en todas partes cuecen habas no ayuda ni mucho menos a que cambien las cosas en una gran potencia como China. Si ya cuesta reformar para reducir los grandes descontentos de Occidente, ¿por qué en Pekín y alrededores tiene que suceder algo diferente? El fin del régimen de Xi Jinping llegará cuando las propias clases medias disfruten de más bienestar y, a su vez, estas sean conscientes de que hay muchas más cosas además de las del comer. Lo primero ya está sucediendo. El verdadero problema radica en este último paso.
¡Felicidades por el artículo! Me ha resultado muy interesante.
ResponderEliminarCreo que Xi Jinping lleva tantos años gobernado China porque es un peso pesado dentro del Partido Comunista de China y ha sabido rodearse de buenos colaboradores para su causa.
Considero que su objetivo lo está consiguiendo: “China First”. Efectivamente ha colocado a su país en el primero en facetas muy relevantes: económica, científica, espacial, … y ha descuidado aspectos tan importantes para la población como son los derechos humanos.
Todas las manifestaciones en contra de su política son fuertemente reprimidas por el ejército, y no digamos los atisbos de independentismo.
Estoy de acuerdo contigo que tendremos Jinping para rato y nula apertura democrática… por lo menos parece que el régimen chino apoya a Lula da Silva… ¡algo es algo!